En la vida siempre actuamos, o como diría Shakespeare: “el mundo entero es un teatro, y todos los hombres y mujeres, simplemente comediantes.”
María Balibrea · Ilustradora
¿TÉCNICAS DE DRAMATIZACIÓN EN LA EMPRESA?
En la vida cada uno interpreta papeles diferentes, como padre, madre, hija o como gerente. En la empresa trabajamos juntos, discutimos, interactuamos y mantenemos nuestro papel. Podemos aprender a comunicar más eficazmente, a trabajar en equipo y a afirmarnos en nuestro ‘papel’. Justamente eso se puede conseguir a través de las técnicas de dramatización, porque la formación del actor se basa en todas esas facetas y está especialmente entrenado en el ‘cómo decir’ y en el ‘cómo actuar’.
Además de la efectividad de una obra de teatro o del teatro participativo, es importante hacer hincapié en las ventajas del uso de la dramatización y el juego dramático para la formación.
Según Héril y Mégrier (2004) las técnicas dramáticas ayudan a eliminar ciertas inhibiciones y a olvidarse del estrés cotidiano. Como es una aventura en grupo, se practica la convivencia y el trabajo en equipo. Además favorece el autoconocimiento y la relajación.
En general, las técnicas teatrales y sus ejercicios mejoran la autoconsciencia, la autoestima y la confianza en uno mismo y en los demás: claves para todo acto de comunicación y de trabajo en equipo. Malay y Duff (2005) argumentan que también favorecen la consciencia de los gestos y del lenguaje corporal. La dramatización es un instrumento de integración del lenguaje no verbal con el lenguaje verbal, actualmente más valorado. Se trata de construir un nuevo equilibro entre la inteligencia cognitiva y afectiva: pues para realizar un buen trabajo necesitamos de ambos.
En general, se puede decir que hay muchas razones para usar técnicas dramáticas para la formación en la empresa, tanto a nivel grupal como personal y organizacional y tanto a nivel afectivo, como cognitivo, psicomotor y social.
Las posibilidades dentro de la formación son miles. En las empresas se imparten cursos de conocimiento técnico y de habilidades profesionales y personales. Podemos pensar en programas de comunicación, creatividad, liderazgo, hablar en público, formación de equipo, clases de idiomas y en otros muchos más.
Por un lado, la formación en la empresa es un escenario interesante para actores y profesionales de teatro, porque pueden aplicar su conocimiento al ámbito empresarial. Por otro lado, es atractivo para facilitadores ya que pueden utilizar las técnicas dramáticas para crear cursos más impactantes, más vivenciales y con un rendimiento más alto en lo aprendido. Tanto actores como facilitadores requieren conocimientos de los dos campos: deben ser muy buenos pedagogos y a la vez expertos en técnicas de dramatización. Como dicen Laferrière y Motos (2003) al hablar del teatro en la educación: se trata de ser artistas-pedagogos.
¿Has tenido experiencias de este tipo en tu empresa? ¿Qué te han aportado?
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